domingo, 13 de febrero de 2011

No hay carnaval sin Momo

Año 3. Edición número 143. Domingo 13 de febrero de 2011

Las alianzas para la liberación de Venegas, el hombre fuerte de Duhalde

En poco menos de 48 horas, con la detención, indagatoria y excarcelación del titular de la Uatre, Gerónimo Momo Venegas, se produjo lo impensable: el arco político opositor con Duhalde a la cabeza y todo el sindicalismo se unieron para pasar de la más desaforada protesta a los brindis, efusiones y hasta brazos en alto desde los balcones (de Comodoro Py). En poco menos de 48 horas, también, los medios hegemónicos, voceros indudables de ese mismo arco opositor y, muchas veces, redactores de los discursos de sus líderes, pasaron de pedir la cabeza de los “verdaderos corruptos” (como llaman a algunos sindicalistas que apoyan al Gobierno Nacional, incluido, por supuesto, Hugo Moyano) a colocar al camionero y secretario general de la CGT casi como si se tratara de un nuevo Agustín Tosco de un microscópico Cordobazo realizado esta vez (y con fines infinitamente menores que los de 1969) en los tribunales de Retiro. En poco menos de 48 horas, para esos mismos medios y esa misma unión opositora, Norberto Oyarbide –el juez federal que ordenó la detención, indagatoria y excarcelación de Venegas– pasó de ser un títere de los “caprichos del Ejecutivo” a ser un títere de los “miedos del Ejecutivo”.
Nadie dijo nada sobre el rol decisivo que el supuesto defensor de trabajadores rurales y hombre fuerte de las 62 Organizaciones jugó a favor de la Mesa de Enlace patronal cuando estalló la pelea por la resolución 125. Nadie mencionó que, según sus propias y efusivas declaraciones, él había sido el primero al que Julio Cobos le confesara su “voto no positivo”. Hasta sus lavadas de manos ante los centenares de hallazgos de trabajadores golondrina en estado de esclavitud en los campos argentinos fueron dejadas de lado. Todos cerraron filas alrededor de Venegas, al fin de cuentas hombre de confianza del duhaldismo. Hasta en el Renatre (Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores) se pasó lista a sus integrantes y empleados segundos antes de ser subidos a un micro para ser trasladados a la protesta contra la decisión de Oyarbide. Y el encargado de alinear convicciones fue, justamente, Eduardo Duhalde, quien vio la oportunidad ideal de acaparar el centimil periodístico sin riesgo de desbarrancar, poniendo en su discurso palabras como “justicia”, “persecución”, “libertad”. Pero, claro, la historia es la historia, y Duhalde no tuvo reparos en amenazar: “Le están apuntando al corazón del peronismo, y cuando eso sucede, el peronismo sale a reaccionar”.
El peronismo (federal, disidente, opositor o como se lo quiera llamar) reaccionó al pedido, y encolumnó también a otras fuerzas políticas y sindicales.
“Llevar preso a Venegas es decisión del gobierno. Estamos convencidos de que va a ir preso”, dijo Duhalde en su conferencia de prensa indignada del jueves. Tuvo tiempo para dar cuenta de algunas infidencias: “Hace ya un par de meses, Venegas, que se mostraba como opositor al gobierno, tuvo un encuentro ocasional con Moyano, en la cancha de Independiente y él le dijo: ‘Te van a meter preso’”. Y hasta dio cuenta de su incapacidad para predecir el futuro: “Oyarbide lo va a indagar y luego lo va a mandar a la cárcel, porque eso le dijo el gobierno que haga. No tengan dudas. Tendrán alguna información de él que no puede ser divulgada”. El viernes a la noche, con Venegas ya en su casa, Duhalde agradeció “a los compañeros peronistas de todo el país” por su “espontáneo repudio”. Y, en consonancia con la amenaza del jueves, dijo “no estamos dispuestos a dejarnos atropellar por el abuso de poder y el patoterismo”, sin detallar cuál había sido el abuso ni sincerarse sobre a qué poder se refería.
No hacía falta. Las adhesiones lo habían iluminado. Y, de paso, habían echado luz sobre el entramado político de la oposición en su juego de poder.
Militantes del sindicato Uatre habían abierto el juego al convocar, el jueves “a manifestarse a todo el país”. No dudaban en caracterizar la detención de su líder como “una manifestación política a la que había que responder con nuestra movilización”. Ramón Ferreira y Enrique Molina, entre otros integrantes del gremio habían anunciado que “de no haber solución en su liberación realizaremos cortes en la provincia de Catamarca”. No las hicieron, pero no se privaron de señalar sus verdades particulares: “Acá el que piensa distinto al gobierno es perseguido”.
El vocero del gremio, Eduardo Barros, salió a decir lo suyo: “Siempre deslizamos la posibilidad de que vengan por nosotros, porque esto tiene un tufillo a persecución política. Venegas es un opositor al Gobierno Nacional y está al lado de Duhalde, por eso huele a persecución. Ya había suficientes indicios de que algo le iban a hacer a Gerónimo Venegas”. Pero en la desesperación por enrolarse, no reparó en contradicciones: “Nos ha tomado por sorpresa, no hay ningún indicio, no hay nada que justifique la detención”.
Pablo Aued, presidente del bloque de concejales del Peronismo Federal de Necochea, la patria chica de Venegas, mostró su incondicionalidad, la mismo tiempo que sus preferencias políticas: “Venegas es un preso político de la democracia K. Su arresto es una embestida de jueces adictos como Oyarbide”.
Otros dos políticos que no dudaron en apoyar de manera instantánea el reclamo por la detención del sindicalista en la causa de los medicamentos fueron Felipe Solá y Francisco de Narváez, reculando en la decisión de distanciarse de todo lo que oliera a Duhalde. Claro que Venegas fue un aliado importante de Solá y de De Narváez en las elecciones de 2009, momento en el cual sumó muchos votos en Necochea para esa alianza.
Solá, diputado nacional y precandidato presidencial del Peronismo Federal, dijo: “Venegas es un luchador gremial honesto y frontal, respetado por sus compañeros sindicalistas”. Y no quedó muy claro si eso era bueno o malo cuando incluyó entre los respetuosos del Momo a “algunos sobre los que sí hay pruebas de su presunta participación en este delito y que se manejan con impunidad”.
El diputado de Unión-Pro, Francisco de Narváez, fue menos efusivo, pero mostró de qué lado está: “Hay dirigentes, funcionarios y ex funcionarios de este gobierno procesados en casos escandalosos y que están en libertad. A Venegas, en cambio, primero se lo detiene y luego se lo indaga”.
Otro del PRO que también quiso dejar su apellido en la lista de indignados fue Federico Pinedo. El jefe del bloque de diputados PRO señaló: “En una democracia madura hay dos principios que son sagrados: la presunción de inocencia de los acusados y la presunción de imparcialidad de los jueces, pero al oficialismo poco le importa. Para mí, los enemigos de la ley, se llamen como se llamen, son mis enemigos”.
Y agregó que la detención “fue aprovechada para sacarle fotos esposado, que podría ser un poco la finalidad de una hipótesis de persecución política”, olvidando que la fotografía es, muchas veces, un sustituto de la memoria.
El apoyo de Pinedo parece estar bastante de acuerdo con la ambición de Duhalde de organizar un frente electoral con el PRO luego de su supuesta victoria en las internas del Peronismo Federal.
A las adhesiones a Venegas, que es decir a las adhesiones a Duhalde, secundada en la conferencia de prensa del jueves por Graciela Camaño, se sumaron la diputada nacional por la Coalición Cívica Patricia Bullrich y la ex ministra de Salud de la Nación Graciela Ocaña. Hasta el precandidato presidencial de la UCR Ernesto Sanz llamó por teléfono para demostrar su cercanía con el reclamo mientras que desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, integrante de CRA, una de las cuatro patas de la Mesa de Enlace se manifestaba “preocupación por la debilidad institucional que transita la República Argentina. La detención tiene un tinte político que hasta el más desinformado ciudadano no puede dejar de advertir”. Sabían que la “información”, en realidad, llegaría por medio de sus voceros casi oficiales.

Nota de MIradas al Sur del 13 de Febrero de 2011

Quisiera comentar que con la detención de Héctor Capaccioli por la misma causa que Venegas, el gobierno no salió a decir que era un atropello a Capaccioli, ni organizó ninguna movilización con cortes de puentes como lo hizo la rama gremial que apoya la candidatura de Duhalde.
Una verguenza que los medios hegemónicos y la oposición salgan a defender a este tipo de delincuentes que le da medicamentos vencidos a un enfermo terminal y no defiende a los trabajadores del campo explotados como en el siglo IXX.
También es una verguenza que la CGT de Moyano salga a apoyar a este delincuente, ¿será que Moyano está implicado en esta causa y se solidariza previendo su furura detención?
Realmente lamentable si el gobierno no sale a apoyar políticamente al juez Oyarbide, que necesita estar apuntalado por eñl poder político en este momento, ya que se está enfrentando a un grupo de poder que quiere seguir con sus privilegios.
Este gobierno ha enfrentado al poder militar, a través de la justicia, y lo mismo hace con los grupos mediáticos, de manera que sería saludable una señal política del ejecutivo, en favor de la justicia e igualdad que tanto pregona, ya que la igualdad no sólo debe ser económica sino que se debe plasmar en los estrados judiciales donde todos deben comparecer y acatar las decisiones, o acaso la mafia sindical no entra dentro del cambio Nac & Pop????

Alejandro Pérez

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