viernes, 2 de septiembre de 2011

Las malas experiencias con la boleta única

Dos ejemplos recientes de la implementación de la boleta única sucedieron en Córdoba y Santa Fe. Y aunque quienes impulsan esta herramienta tanto en Entre Ríos como en el país señalan continuamente a esas dos provincias, las experiencias allí no fueron por completo exitosas y hasta se leyeron como un retroceso en varios aspectos.
En Córdoba se contabilizó un inusual 19 por ciento de votos en blanco, a lo que se sumó un 2 por ciento de votos anulados. Se estima que cometieron errores de procedimiento a la hora de votar unos 340.000 ciudadanos. En Santa Fe se registró casi un 17 por ciento de votos equivocados: hubo más de 150.000 en blanco -el 8,15 por ciento del padrón- y un número similar de votos nulos. La falencia se suma a una lista de fallas del sistema que, de acuerdo a ambas experiencias, lejos quedó de ser la especie de solución mágica a los problemas de la democracia moderna que se empeñan en mostrar sus defensores. Individualidades potenciadas y erosión de la construcción colectiva son otro aspecto cuestionable: la personalización extrema del voto que propone la boleta única atenta contra el normal funcionamiento de los partidos políticos. Y el desnivel se traduce también en el segundo escalón en el que quedan los cargos legislativos en relación a los ejecutivos. Otra vez sirven de ejemplo los números de Santa Fe y Córdoba: en la primera hubo casi 300.000 votos blancos y nulos para cargos legislativos y sólo 120.000 para gobernador; en la segunda 87 mil nulos y blancos para gobernador, y unos 375.000 para legisladores.

Además, lo que supuestamente se avanzaría en términos de mejora de la representación, podría perderse en gobernabilidad, ya que el sistema favorece que los poderes ejecutivos no cuenten con acompañamiento legislativo. En Santa Fe, Antonio Bonfatti deberá gobernar con una Legislatura que le será extraña. Hasta las aparentes ventajas de dejar de lado la lista sábana se caen al comprobar que en las boletas únicas ni siquiera figuran esos candidatos supuestamente impresentables escondidos detrás del mejor visto: aparece el primero de la lista con nombre, apellido y foto, y el resto directamente no es mencionado. Hay quienes llegaron a decir que sin boleta única la reforma política realizada en Argentina carece de sentido, descalificando así medidas tales como la modernización de padrones, la implementación de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) o la distribución equitativa de publicada gratuita, por nombrar solo tres aspectos de la normativa de avanzada que rige desde el presente proceso electoral en el país. En cualquier caso, y más allá de las discusiones que deberían preceder al perfeccionamiento de esta herramienta antes de proponer su implementación, es lógico que tal debate no se estimule en medio de un proceso electoral. Bien podría la oposición haberlo motorizado, si es que es real la buena voluntad que se esgrime, tras los comicios de 2009, cuando el sistema tradicional no le pareció tan malo. Ahora, tanto en Entre Ríos como en el país, la boleta única puede ser un asunto digno de estudio, pero obviamente después de octubre.

Retroceso en Santa Fe
Raúl Degrossi, abogado santafesino, especialista en Derecho Público, ejemplifica ante EL DIARIO el retroceso que supuso la implementación de la boleta única en la vecina provincia.
“El corte de boleta aparece inducido. Quien quiere dar su apoyo a un candidato a gobernador y a sus listas de legisladores tiene que marcar manualmente cada categoría”, comienza. El gobernador electo, el socialista Antonio Bonfatti, deberá gestionar con una Legislatura de signo político diferente y en proporciones preocupantes a la hora de medir la gobernabilidad, cosa que sucede por primera vez en Santa Fe desde el retorno de la democracia. Tendrá solamente 8 de 19 senadores y nada más que 15 diputados sobre un total de 50.
“Bonfatti fue el candidato más votado en la categoría gobernador, pero por la fragmentación de la elección que ocasiona la boleta, su lista de diputados obtuvo un 6 por ciento menos. La lista de Agustín Rossi, en cambio, consiguió 12 puntos más que el candidato a gobernador”, explicó el especialista.
La extrema personalización que lleva a la ciudadanía a optar no por partidos o proyectos, sino por personalidades, se evidenció con la performance del humorista Miguel del Sel. “Para gobernador, el cómico orilló el 36 por ciento, muy cerca de Bonfatti. Pero su lista de diputados apenas alcanzó un 14 por ciento. Dos de cada tres votantes de Del Sel no eligieron su lista de diputados. Si hubiera resultado electo, su gobierno contaría con 6 diputados sobre 50 y ningún senador sobre 19”, expuso Degrossi.
En la comparación con la boleta sábana, para el letrado la única también corre con desventaja, ya que hay candidatos que ni siquiera figuran. Cuenta que en los cuartos oscuros, en Santa Fe, el Tribunal Electoral se vio obligado a subsanar esta falla colocando carteles con las nóminas completas para que el ciudadano supiera a quién estaba votando.
“Lo peor de todo” para el analista es que esta iniciativa aparezcan en un contexto de falsas denuncias de fraude. “El sistema de boleta única es más vulnerable que el tradicional, ya que si un ciudadano marca un candidato no es difícil anular su voto marcando otro nombre más en la boleta en la misma categoría”, ejemplifica.
Asegura que tampoco se ahorra tiempo, ya que el conteo es notablemente más largo. “Tal como la normativa lo determina, el presidente de mesa es el único que puede manipular las boletas y debió conducir cinco escrutinios sucesivos, uno por cada categoría, leyendo a viva voz cada marca y luego mostrando la boleta en alto a los fiscales”, señala.
Nota de: Luciana Dalmagro de "EL Diario", de la ciudad de Paraná.
Es indudable que la oposición supone que las elecciones de Octubre si se realizarán con este sistema, podría repetir lo de Santa Fé, donde el Gobernador electo Bonfatti, deberá gobernar con un Congreso dominado en ambas cámaras por el Frente Para la Victoria. Además perdidos por perdidos los partidos opositores tratan de cambiar las reglas debido a los resultados adversos que se dieron en las Primarias Abiertas. En mi opinión no se puede hacer esto, cómo en las elecciones del 2009 este sistema estaba bien porque a ellos les fue favorable el resultado de las elecciones. Ahora que les fue desfavorable, quieren cambiar las "reglas de juego", en medio de un proceso electoral que ya comenzó y sin tiempo para la impresión de nuevas boletas, por qué no presentaron esta idea de boleta única cuando se realizo la reforma electoral que se ha implementado?
No se puede pactar un partido de fútbol que consta de un partido local y otro visitante, y como perdimos de local 7 a 0, queremos cambiar las reglas para el siguiente partido, por ejemplo querer jugar sin offside, totalmente fuera de toda lógica y razón. La oposición cuenta con un número de legisladores importante desde 2009 y podría haber propuesto una reforma que incluyera el sistema de boleta única, esto de querer cambiarlo ahora luego del resultado de las primarias, es sólo un "manotazo de ahogado", si hubiesen querido mejorar el sistema de elecciones, lo hubiesen hecho en tiempo y forma.
Además esto muestra la inexistencia de propuestas que mejoren lo realizado hasta la fecha por el Gobierno de Cristina Fernández, lo único que se les ocurre para enfrentar este Gobierno es tirarse un lance, una movida lúdica para ver si cambiando a boleta única pueden mejorar sus números de electores. PATËTICO!!!!!!

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