domingo, 28 de noviembre de 2010

Mandela y la falsificación de la historia

Mandela y la falsificación de la historia




La hipocresía de Estados Unidos y sus aliados se ha podido corroborar en toda su magnitud al proclamar la Asamblea General de la ONU al 18 de julio como Día Internacional de Nelson Mandela, fecha del natalicio del legendario dirigente surafricano.
Lo ejemplificaba espléndidamente el insustituible corresponsal de La Jornada en Estados Unidos, David Brooks, al contrastar los encendidos elogios de ocasión a Mandela de la secretaria de Estado Hillary Clinton con el testimonio de un veterano de la lucha contra el apartheid en ese país quien recordaba que el prestigioso líder y su organización, el Congreso Nacional Africano(CNA), fueron mantenidos en la lista oficial de terroristas por el gobierno estadunidense nada menos que durante toda la presidencia de William Clinton, años después de que Mandela fuera electo presidente de Sudáfrica(1994). Pretenden que olvidemos el apoyo económico, político y militar a los racistas blancos de Washington y sus aliados de la OTAN y, por supuesto, de Israel, que dotó a Pretoria del arma nuclear por encargo de la Casa Blanca.

Mandela, por cierto, no fue el pacifista descafeinado inventado por la mafia mediática sino, desde su juventud, un recio combatiente por la liberación de su pueblo que cuando vio ahogados en sangre por el régimen de minoría blanca sus intentos de luchar por medios pacíficos no vaciló en encabezar y organizar el Umkhonto we Size(La lanza de la Nación, en lengua Xosa), brazo militar del CNA que realizó riesgosas y audaces acciones armadas hasta que el apartheid entró en fase agónica. Tampoco su excarcelación obedeció a ningún milagro ni el fin del odioso régimen se consiguió simplemente mediante un diálogo y unas elecciones, como afirma hoy la fábula mediática. El diálogo y las elecciones fueron la conclusión de un prolongado ciclo de lucha del pueblo negro y de algunos blancos revolucionarios o progresistas de Sudáfrica -entre ellos líderes veteranos del CNA como Joe Slovo, presidente del Partido Comunista de Sudáfrica- cuya última etapa va de los años 20 a los 90 del siglo XX, reprimida sin piedad por los racistas blancos. La lucha contra el apartheid experimentó un gran impulso y levantó una enorme solidaridad internacional a tenor de la descolonización de África y, por último de la liberación de las colonias portuguesas y el ascenso de la SWAPO(por su sigla en inglés), movimiento de liberación de la entonces colonia sudafricana de Namibia

En este panorama se inserta otro dato fundamental que omite o falsea la historia oficial: las acciones internacionalistas de la revolución Cubana en África. Estas se extienden de tal manera en tiempo y espacio que sólo refiero sintéticamente lo relacionado con este artículo. A solicitud del gobierno de Agostinho Neto, del Movimiento Popular para la Liberación de Angola, La Habana envió en 1975 un contingente de tropas que destrozó el plan de Estados Unidos, la Sudáfrica racista y el Zaire de Mobutu para tronchar la flamante independencia y saquear en grande a ese país. Una vez derrotada la invasión de Sudáfrica, de los mercenarios europeos y las facciones angolanas a su servicio, quedaron en Angola suficientes fuerzas cubanas para preservar su soberanía. Sin embargo, en 1988, después de constante incursiones sudafricanas a territorio angolano y una grave amenaza militar de los racistas, nuevamente a pedido de Luanda cruzó el Atlántico una fuerte agrupación de fuerzas cubanas, con aviación de combate, tanques y artillería pesada, que en la batalla de Cuito Cuanavale, librada muy al sur del territorio angolano, infligieron una derrota aplastante a los racistas, los forzaron a retirarse a sus bases y avanzaron hacia Namibia. Como escribió el subsecretario de Estado Chester Crocker a su jefe George Shultz: …”el avance cubano en el suroeste de Angola ha creado una dinámica militar impredecible”. Lo impredecible era que la acción de las fuerzas cubanas en cooperación con las angolanas y namibias había obligado a Estados Unidos y a los racistas surafricanos a sentarse en la mesa de negociaciones y a aceptar la independencia de Namibia. El fin del apartheid se habría prolongado quien sabe hasta cuándo sin la derrota del ejército de Pretoria en Cuito Cuanavale y la amenaza de insurrección del pueblo negro de Sudáfrica inspirado por esta. Nelson Mandela lo dijo así: Cuito Canavale marca el viraje en la lucha para librar al continente y a nuestro país del flagelo del apartheid.

Nota de Cubadebate

2 comentarios:

  1. Esta era la tan esperada luz verde que necesitaba Estados Unidos para intensificar la búsqueda de la paz en el sur de Africa. Misión que cumplió con esmerada diligencia el Secretario de Asuntos Africanos de Estados Unidos Chéster Croker.
    Los conflictos armados en el sur de Africa y en especial la guerra fronteriza en Angola no terminaron con la victoria o derrota de ninguno de los contrincantes. La liberación de 30 millones de consumidores en el sur de Africa y los intereses económicos de Occidente fueron más decisivos que las armas nucleares de Pretoria o las decenas de miles de tropas cubanas.
    La guerra la gano un ejercito que no tiene soldados. El Mercado.

    BIBLIOGRAFÍA:
    1. Anzovin Steven, ed. South Africa: Apartheid and Divestiture.
    2. Crocker, Chester A. “South Africa’s Defense Posture: Coping with Vulnerability”
    3. Plotkin Rhoda, “The United States and South Africa: The Strategeic Connection.”
    4. Reagan Ronald “U.S. Economic Relation and South Africa: Apartheid, Some Solutions.” Vital Speeches of the Day, August 15, 1986, 1-5.
    5. The African Fund (associated with the American Committee on Africa) “Questions and Answrs on South Africa Sanctions.” Perspectives, No 1/86 1-5
    6. Wolpe, Howard “Seizing Southern African Opportunities” Foreign Policy. 1988, 60-71

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  2. Los norteamericanos veían la doctrina y los métodos del expansionismo soviético comparándolos con las infecciones oportunistas que se desarrollan en un cuerpo como resultado de las defensas debilitadas por una enfermedad crónica sistemática.
    En el caso del cono sur africano, la agresión del gobierno de Pretoria contra los Estados circundantes(desestabilización), aunque explicada en el idioma de la lucha contra el comunismo, era la enfermedad crónica sistemática. Los corazones y las mentes destruidas de millones de africanos afectados por estas practicas de desestabilización significaban el cuerpo inmunologicamente debilitado y por ende altamente susceptibles a la infección oportunista del comunismo.
    Por la correlación de fuerzas en el terreno los Estados Unidos sabían que las tropas cubanas no tenían posibilidades de derrotar militarmente al ejercito de Sudáfrica pero se estaba caminando por el filo de una navaja. Existía la posibilidad de que en algún momento que los Sudafricanos se sintieran realmente amenazados hicieran uso de su armamento nuclear y ya en ese punto del conflicto seria muy difícil ponerle freno a la catástrofe que provocaría.
    En las conversaciones de distensión que sostenían los soviéticos con Estados Unidos desde principios de 1987 comenzaron a dar claras muestras de que estaban comprometidos a un relajamiento de tensiones internacionales. El 8 de Febrero de 1988 la URSS anunciaba su compromiso de retirar sus tropas de Afganistán e inicio una clara política de desvinculación de sus compromisos con sus aliados a lo largo del mundo. De forma graduada pero sin interrupciones, la URSS fue comunicando a sus aliados desde mediados de 1987 el fin de su apoyo militar y económico. Fidel Castro y los Sandinistas nicaragüenses en América Latina; los regímenes de Angola, Mozambique y el general Mengistu en Etiopía; Vietnam en Asia..., todos recibieron la noticia de que la URSS iba a interrumpir su ayuda financiera, diplomática y militar.

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